lunes, 11 de agosto de 2014

Científicos diseñan pulsera que mide colesterol y triglicéridos

Científicos mexicanos están desarrollando un reloj-pulsera que mide en tiempo real la concentración de colesterol y triglicéridos a partir de la viscosidad de la sangre, el invento ideal para los hipocondríacos pero también una alerta permanente sobre la importancia de llevar una vida sana.

El mecanismo, que está en su fase de prototipo en el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), facilitará la labor de los médicos y el cuidado de los pacientes.

"La idea es tener un dispositivo, como un reloj, que sea capaz de medir la presión", pero también el colesterol y los triglicéridos, explicó Leonardo Moreno Morales, integrante del doctorado en Ciencias e Ingeniería de Materiales, en un comunicado difundido por la UNAM.

"Con este método no es necesario extraer el líquido (sangre) para obtener los datos, lo que representa una gran ventaja", agregó.

Los investigadores no buscan "armar una pulsera desde cero", ya que algunas cuestiones tecnológicas, electrónicas, instrumentales, están fuera de su campo de conocimiento, sino utilizar relojes inteligentes con sensores médicos que hay en el mercado para concretar sus mediciones.

En México, los altos niveles de colesterol y de triglicéridos, provocados por el exceso de peso y una dieta con alto consumo de grasas, afectan a una buena parte de la población, que ocupa el segundo lugar en obesidad a nivel mundial.

En la actualidad, los triglicéridos y el colesterol se detectan en pruebas de laboratorio mediante la extracción de una muestra de sangre y sus resultados llevan cierto tiempo, pero con la pulsera estos se obtienen en tiempo real y sin extraer el fluido.

En la investigación, además de Moreno, participan Octavio Manero, jefe del grupo, Antonio Sánchez, Fausto Calderas, Luis Medina y Guadalupe Sánchez, expertos en reología, ciencia que estudia los principios físicos que regulan el movimiento de fluidos complejos.

"Este conocimiento se ha aplicado a polímeros fundidos y alimentos, entre otros. El grupo decidió aplicarlo en sangre humana, compuesta de células y una fracción líquida que contiene diferentes concentraciones de colesterol, triglicéridos y proteínas", explicó Moreno.

La cantidad que se tenga de esas biomoléculas afecta la viscosidad de la sangre, lo que ya es conocido, pero nunca se ha cuantificado ni modelado de manera reológica.

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